En situaciones reales de conducción que requieren reacciones complejas, los conductores experimentados tienden a reaccionar más rápido que los jóvenes inexpertos. La experiencia de conducción aporta una mejor capacidad para anticipar y responder adecuadamente a situaciones imprevistas, mientras que los conductores jóvenes pueden carecer de la destreza y juicio necesarios en momentos críticos.
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