La distancia de detención de un tren que viaja a 100 km/h es significativamente mayor que la de un automóvil debido a su masa y a la menor fricción entre las ruedas de acero y los rieles de acero. Esta distancia suele estar entre 800 y 1000 metros, considerando la inercia del tren y el tiempo necesario para que los sistemas de freno actúen eficazmente.
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